Remembranza (2025)
Acrílico sobre tabla, 150×150 cm.
Esta obra nace del dialogo entre generaciones, un puente donde el arte y la arquitectura se encuentran. La pieza refleja no solo mi recorrido artístico sino también mi evolución tras años de explorar estilos y emociones.
La intensidad cromática no solo da forma al espacio, sino que imprime una energía visceral que transciende la superficie, creando una atmósfera cargada de presencia. El rojo óxido y el naranja imprimen una sensación de energía latente, de huella tránsito, mientras que el azul profundo en la parte superior abre la composición hacia una dimensión de contemplación y expansión. Las líneas verticales, sutiles y casi imperceptibles, introducen a una cadena rítmica que dialoga con la estructura geométrica en la base, un anclaje visual que sugiere orden y estabilidad.
Sobre esta pieza emergen delicadas líneas doradas, trazos etéreos que interrumpen y enriquecen la composición con destellos de luz y dinamismo. La silueta de una casa torcida introduce una reflexión sobre la fragilidad de la memoria y la inestabilidad de los espacios simbólicos. Pasado y presente se entrelazan en un equilibrio inmutable, invitando al espectador a recorrer sus propias cartografías emocionales.